La mentira, por Melina Haller
Querido diario, hoy 27 de agosto de 2003 te quiero compartir que me he peleado muy mal con mi mejor amiga. Nosotras tenemos una gran amistad. Quiero contarte el principio de esta pelea que comenzó en la facultad.
Estábamos en un examen para poder tener ambas nuestro propio diploma de la DGI. Ya había pasado una hora del examen y por fin habíamos terminado. El profesor nos retiró el escrito y nos avisó de que el resultado estaría en dos días. Cuando el profesor se estaba yendo para otra mesa, llamó mi novio y le contesté. Me dijo:
-¿Quieres que te vaya a buscar a la facultad?
-Sí, pero podrías también llevar a mi amiga para la casa de las dos.
-Sí, claro.
Colgué y esperamos afuera que él llegara en la moto, cuando de repente mi amiga me avisó de que él ya estaba en la esquina. Llegó y nos pusimos los cascos. Subimos, yéndonos para nuestra casa. Cuando ya habíamos llegado, él me pidió si podía entrar a la casa para conocerla por dentro, y yo le contesté que sí. Entramos y los invité a pasar a mi cuarto mientras yo les traía coca cola y patatas fritas.
Nos sentamos en mi cama. Les pedí si les podía hacer la comida y servirla. Me contestaron que sí. Pero cuando iba a empezar a cocinar me di cuenta de que, capaz, si le preguntaba a un amigo que trabajaba de evaluador de pruebas en la DGI, me enteraría pronto del resultado del examen.
De una correteada me tiré arriba del sofá del living. Con mi cel lo llamé. Me contestó y me dijo que yo lo había pasado pero mi amiga no. Yo me puse feliz pero a la vez triste, por mi amiga, que no había podido pasar la prueba.
Pasé a mi cuarto con la coca cola y las patatas fritas. Tomé asiento en mi cama y le dije a mi amiga que ella no había pasado la prueba. Ella, muy enojada, se puso a llorar. Yo la abracé con mucha ternura y le dije que lo sentía mucho.
Dos días después me fui a trabajar y dejé a mi amiga con mi novio en casa. Volví ocho horas más tarde, cansada del trabajo. Me fui directamente al cuarto, para dormir, cuando de repente me llevé el peor disgusto de mi vida: encontré a mi novio teniendo relaciones sexuales con mi amiga en mi cama.
Me calenté como nunca antes me había enojado. Agarré un arma que había escondida tras la puerta y los maté.
Ahora me arrepiento y, por eso, con un arma en la mano me mataré…