Una amistad entre rejas, de María Belén González
Una amistad entre rejas, de Belén González, fue el relato premiado en su categoría en el concurso de cuentos organizado por las profesoras Analía Falero, Gabriela Lais y Virginia Gagliano con motivo del Día del Libro 2016.
-¡Suéltenme! Suéltenme, se lo pido… ¡Suéltenme, déjenme ir! -Clady golpea contra la reja-. Me siento acorralada, si no me sueltan voy a morir… Hace 3 meses que estoy encerrada en esta cárcel y hasta las ratas se están muriendo de hambre… No sé qué voy a hacer. Mi padre ha muerto en la guerra y mi madre probablemente esté en un campo de concentración, y… y mi hermana está muerta. Gracias a estos malditos, la gente de mi pueblo está fusilada -susurra-. ¡Ábranme ahora!, se lo ordeno! -grita Clady.
-¡Usted no nos puede ordenar nada! ¡La próxima vez que se dirija así a nosotros tendrá su castigo! Te he tenido piedad, pues ya te he dicho que es una falta de respeto, el único que nos puede dar órdenes es Hittler. ¡La próxima vez ordenaré que te fusilen! ¿¡Entendido!? -le grita un soldado.
-Discúlpeme, soldado, no va a volver a pasar -dice muy asustada Clady.
-¡Ahora sí me ha colmado la paciencia! ¡SEÑOR SOLDADO! ¡REPITA! -grita el soldado.
-Discúlpeme, señor soldado, no va a volver a pasar -repite correctamente Clady.
El soldado se marcha muy enojado…
Clady se sienta en el piso y comienza a llorar, y en ese instante ve a una niña por la ventana.
La saluda y la niña le pregunta de qué se trata ese lugar que parece ser muy estricto. Pero Clady no quiere contarle la dolorosa verdad, tampoco quiere que la niña se dé cuenta del malvado mundo en el que viven.
El mundo en el que no se puede soñar, ya que las guerras y peleas no permiten la vida en un lugar lleno de paz y felicidad.
Entonces le contesta que es un lugar donde hay talleres para que la gente aprenda a hacer cosas nuevas, entre ellas cocinar, tejer, cocer y muchas más.
En ese momento Clady se pone a pensar que un mundo donde existiera esa posibilidad de aprender sería un gran mundo, un mundo lleno de valores, y las personas que lo habitasen serían muy cultas. Pero luego se dio cuenta de que solo si tenían fe podrían lograr cambiar el mundo.
Entonces le dice a la niña que sea feliz y que valore lo que tiene, y que luche por las cosas que quiere lograr. La niña sonríe y le pregunta si cuando ella sea grande podrá tener la posibilidad de asistir a un lugar así, y Clady le contesta que no.
La niña se entristece y luego le pregunta por qué. Entonces Clady le dice que ese lugar es para las personas que en su juventud no habían podido estudiar, pero que ella sí iba a tener un buen futuro.
Entonces la niña comprende la explicación de Clady y nuevamente sonríe. La niña le pregunta el nombre y ella se lo dice.
Entonces Clady aprovecha la situación y también le pregunta el nombre a la niña, la cual le responde que se llama Kaliph Kroose y que vive en el distrito 15. Pretende con esta información que Clady la vaya a visitar, y ella le contesta que sí.
-¡Claro, un día de estos voy por ahí! -le contesta Clady.
Pero Clady sabe que no va a poder cumplir con lo dicho debido a su situación, y porque tampoco está en un lugar del que le permitan salir y entrar cuando quiera, y menos para andar paseando por ahí.
Además, el distrito 15 queda muy lejos y no tiene un transporte para trasladarse de un lugar a otro, en caso de que pudiera ir.
La niña ve que su padre se dirige hacia ella y rápidamente saluda a Clady, haciendo un movimiento muy pronunciado con su mano.
Su padre le susurra algo al oído que Clady, por supuesto, no escucha.
Kaliph le dice que se va a su casa porque ya es hora de comer los ricos panqueques que su madre le prepara para el desayuno, y le pregunta a Clady qué va a desayunar. Entonces, ella le contesta:
-Pan y agua -con cara de asco.
Kaliph no puede creer lo que acaba de escuchar y no le cree. Ella siempre desayuna leche con panqueques o galletas. Entonces le dice que luego pasará por allí a traerle algo de comida, para que desayune. Clady le agradece y muy contenta vuelve a sentarse en el piso.
Dos horas más tarde…
-¡Clady! Te traje lo que prometí -grita Kaliph.
-¡Hola, Kaliph! -saluda Clady.
Kaliph acerca unos cajones que hay por allí y se sube a ellos para llegar a la ventana, ya que es pequeña y no tiene la edad suficiente para ser muy alta.
Clady se asombra porque no creía que una niña a la que apenas conocía iba a cumplir con lo dicho.
Kaliph pasa la bolsa por el espacio entre reja y reja. Clady la abre y ve que hay un café, dos panqueques con dulce de leche y un papel que parece tener un mensaje escrito. Clady saca el café, lo prueba y luego le da una mordida a los panqueques. Toma el papel y lo guarda debajo de la cama. Kaliph le dice que su madre se lo ha hecho especialmente para ella, y Clady agradece la cortesía.
Cuando Kaliph se marcha, Clady toma el papel, que tiene un mensaje, el cuál alegra mucho a Clady pero también le surgen muchas dudas.
Querida Clady:
Kaliph nos ha comentado sobre su reciente amistad; por lo que nos cuenta, pareces ser una chica muy buena y respetuosa. Mi marido y yo le agradecemos por no contarle a nuestra hija la dolorosa verdad que vives.
Sabemos sobre tu situación, nosotros también somos judíos, pero nuestra identidad todavía no ha sido revelada.
Te ayudaremos a escapar, nuestra hija irá al pueblo y pasará enfrente a la cárcel, le daremos un paquete en el que tendrá comida en su interior y allí estará la carta. Tenga cuidado con los papeles, ¡¡¡QUE NO SE ENTERE NADIE!!!
Cuando Clady lee la carta, se da cuenta de que si se va con ellos no tendría un lugar en el que podría vivir. Pero prefiere irse a otro país y vivir en la calle a estar más tiempo en esta cárcel.
Clady está muy ansiosa por la carta que va a recibir el próximo día, pero ya es tarde. Decide acostarse en su cama, que es un pedazo de polifón forrado de tela sobre unos pedazos de de madera unidos con clavos.
Cuándo se acuesta, empieza a imaginar la vida sin que el hombre hubiera interferido en ella.
Sería solo paz, tranquilidad y… no habría guerras.
Solo por el egoísmo del hombre y la forma de egocentrismo de la gente, la manera de pensar que solo existe uno mismo y que no importa lo que le pase a los demás.
Hay gente que piensa que lo que uno dice está bien y no hay forma de cambiar ese pensamiento, también existe gente que es capaz de matar por escuchar a alguien pensar diferente, de esto se trata el mundo en el que vivimos.
Con este pensamiento en la cabeza, Clady se duerme.
Al otro día por la tarde…
-¡Kaliph! Como estas? -saluda y pregunta Clady.
-¡Hola, Clady! Mi mamá te envió esto para que tú comas -dice Kaliph.
Justo en el momento en el que está pasando la bolsa por la ventana, se escucha una voz que parece muy enfadada.
-¡¡¡ALTO AHÍ!!! -grita un soldado
-¡Ahhhh! -grita Kaliph.
¡Plash!
El soldado golpea a la niña de tal manera que logra tirarla al suelo.
Le sangra el labio. La niña, además de llorar, no entiende por qué le ha pegado de esta forma para lastimarla así.
El soldado abre la bolsa y encuentra la carta. Al leerla, toma a la niña del brazo, la lleva casi arrastrando hasta la habitación de seguridad y se comunica con otros soldados para ir a allanar a los judíos. Pero no lo hacen en ese momento, esperan a la noche…
Los padres de Kaliph, Reangle y Fritom, se preocupan al no ver su hija llegar a su casa y salen a buscarla.
No la encuentran y se rinden, ya son las 9:00 de la noche. Iban a salir al otro día a buscarla.
Esto es lo que pensaban hasta ahora, ya que iban a ser allanados, tal como lo habían planeado los soldados.
Son las 10:00 de la noche y Reangle y Fritom sienten un brusco ruido en la puerta, como si la hubieran tirado abajo.
Es lo que ha sucedido.
Fritom, el padre de Kaliph, sale a ver qué es lo que ha pasado y allí es cuando tres soldados entran a la habitación y golpean a Reangle.
La agarran y la llevan a la cárcel.
Al otro día sale un tren hacia el campo de concentración en el que van a trasladar a Reangle, Clady y Kaliph, entre otras personas.
El tren pasa a las 5:30 a.m y llega a las 7:00.
Van todo el viaje parados, apretados unos con otros.
Al llegar, hay soldados hablando todos a la vez, hay gente que ni siquiera entiende lo que dicen los soldados, ya que el alemán no es su lengua.
Aquello es una tortura, por un mínimo paso en falso puedes estar al borde de la muerte.
Clady no aguanta esa situación y llega al extremo en el que colapsa. Este lugar es muy estricto, mucha gente muere allí.
A Reangle la matan por traicionar a la jerarquía del Estado Alemán.
Kaliph, una niña tan dulce e inocente, como parece ser...
¿Habrá sobrevivido?
Eso lo decides tú...