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Dos gatos enojados, de Joaquín Sosa

Había una vez un gatito que vivía con su mamá. El gatito se llamaba Gordo, por lo pasado de peso que estaba.

Cuando Gordo empezó la escuela se burlaban de él por su nombre tan llamativo. Gordo no tenía amigos y estaba solo. Siempre pensaba en hacer algo para que no se burlaran de él, pero lo que más le fascinaba eran los videojuegos.

 

Un día de 1998, la madre le compró el juego que le alejaría de las burlas de la escuela.

Con solo probar ese juego se le iban de la mente todas las cosas feas que le decían en el colegio: su mamá le compró el juego Mario Bros.

Todos los días el gatito lo jugaba, y a la madre le encantaba jugar con él y divertirse juntos.

Llegó fin de año y la escuela tenía una fiesta preparada desde hacía más de un mes. Fue toda la clase de Gordo, y además fue su compañero, el que más lo molestaba: Pusheen.

Ese gato sí que lo insultaba feo, siempre.

Gordo le había preguntado a sus compañeros más fieles por qué ese gato decía tantas malas palabras y tenía tan malas notas, pero nadie sabía la historia de Pusheen.

En la fiesta, Gordo se quedó al lado de un bar y de una mesa en la que servían agua y refrescos. Enfrente estaba Pusheen, que lo miraba haciéndole caras y susurrándole a sus amigos.

Gordo estaba casi seguro de que le iban a hacer la broma del siglo, así que se fue hacia otro lugar, haciéndose el distraído.

Pero Pusheen lo perseguía.

Entonces, Gordo empezó a correr como si no hubiese un mañana, pero Pusheen no se rendía y Gordo tampoco, así que un director se interpuso entre ellos e hizo que se quedaran calmados y dejaran de perseguirse.

El director preguntó: ¿Por qué corren tan desesperadamente?

-Porque le tengo que decir algo a Gordo -dijo Pusheen nervioso, tragando saliva.

-¿Y tú, Gordo?

Después de que toda la fiesta se riera de su nombre, Gordo habló:

-Porque me va a hacer una broma -dijo, pensando que sin duda tenía razón.

-Es que, Gordo, te quiero pedir perdón -dijo Pusheen-. Sé que me he reído de ti, pero ahora te voy a contar mi verdadera historia.

Gordo, conmocionado, iba a saber por fin la verdadera historia de Pusheen, que empezó a hablar...

-Cuando era muy chico me gustaba jugar con mis padres, pero la vida me los quitó con un fuerte accidente de auto. En la escuela se burlaban de mí y me decían raro, porque no tenía familia. Después quise preparar mi venganza, pero a la mujer que me cuidaba, que era mi tía, la mataron cuando íbamos de compras. Y mi venganza la preparé y ahora me estoy vengando, pero me dí cuenta que tú eres un niño muy bueno, aunque se burlan de tu nombre... ¿Me perdonas?

El silencio fue eterno al saber la verdad de Pusheen, pero Gordo se paró y le dijo algo a Pusheen.

Le dijo que... "A veces vengarse está bien, pero no siempre es la mejor opción. Mírame a mí, yo lo que hice fue hablarlo con mi madre y lo comprendió perfectamente, pero sí, te disculpo, tú no tienes mamá..."

FIN.....

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